Con estas palabras el movimiento de protesta civil en Estados Unidos enfrenta al racismo institucional y sistémico que persiste en ese país desde hace 400 años. Es, como se le ha denominado, “una primavera negra” que busca hacer efectivos los derechos civiles tan conculcados por el supremacismo blanco en los EE.UU. y del cual es parte Donald Trump. En Futuro 21 consideramos que el asesinato del ciudadano George Floyd, quien no se resistió al arresto y a pesar de ello fue sofocado hasta la muerte por un policía blanco acompañado en su actitud criminal por otros 4 oficiales políciacos, debe castigarse con todo el rigor de la ley. Asimismo, deben liberarse a los miles de manifestantes que han sido agredidos y arrestados arbitrariamente. La democracia más antigua de América se encuentra en crisis por un presidente populista que menosprecia a las personas sobre todo si pertenecen a una de las muchas minorías que existen en ese país.
Hace 58 años, el activista por los derechos civiles Martin Luther King, pronunció su célebre discurso: “I have a dream” para recordar al mundo la necesidad de un futuro en donde todas las personas, sin importar su color de piel, pudiesen convivir como iguales. Este discurso pronunciado en 1963 desde las escalinatas del monumento a Abraham Lincoln en Washington D.C., al culminar la multitudinaria Marcha por el Trabajo y la Libertad, representa uno de los llamados más poderosos y elocuentes acerca de los peligros que implica el racismo en todas sus formas. Recordado como uno de los padres de los derechos civiles y de la no violencia en Estados Unidos y en el mundo, Luther King fue asesinado por un racista poco tiempo después. Ahora Donald Trump reaviva la indignación ciudadana al ordenar a la policía y a la Guardia Nacional, e incluso al ejército, reprimir con fuerza a las manifestaciones de protesta más virulentas y extendidas contra el racismo de las últimas décadas y, con ello, violentar la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense.
El racismo en Estados Unidos tiene una larga historia que se remonta a las practicas aberrantes del esclavismo, y que persiste a pesar de la Guerra Civil que enfrentó a los estados industrializados y abolicionistas del norte, con los estados agrícolas y esclavistas del sur. Las fuerzas de la Unión combatieron contra los recién formados Estados Confederados de América integrados por once estados sureños que proclamaron su independencia. Para evitar el aumento de la polarización dejada por la guerra civil, se toleró el establecimiento de una serie de legislaciones discriminatorias en distintos estados de ese país. La segregación racial se mantuvo con el argumento de que blancos y negros podían convivir “separados pero iguales”, lo que generó para los segundos una realidad de escasas oportunidades de desarrollo económico y social. Esta situación se mantiene hasta nuestros días.
Las sociedades contemporáneas se caracterizan por la presencia de importantes grupos minoritarios que son considerados ciudadanos de segunda, en virtud de un agresivo racismo secular que los ha colocado en situación de inferioridad de manera permanente. Sostenido en la creencia de que las manifestaciones culturales y las acciones históricas de las personas dependen de su raza, y de que existe un grupo superior al que corresponde la función de dominación económica, social y política, el racismo representa una práctica que frecuentemente conduce a la violencia. Actualmente, presenciamos nuevas formas de racismo sin que se hayan eliminado las antiguas. En lugar de disminuir, el racismo está en aumento y se establece como uno de los fenómenos más persistentes de nuestra vida cotidiana. Actualmente, el racismo adopta nuevas modalidades, cambia de rostro y se hace más sofisticado de acuerdo con las circunstancias. Esto, a pesar del formidable desarrollo económico y científico alcanzado, del establecimiento de sistemas democráticos y de la creciente circulación de ideas e información.
México no es la excepción. Aquí también debemos combatir la arrogancia del racismo dado que, a pesar de contar con enormes burocracias y recursos para la defensa de los derechos humanos así como para prevenir y erradicar la discriminación, el fenómeno de la exclusión social de las minorías y el rechazo de los diferentes, lejos de desaparecer se está incrementando en los últimos gobiernos y, desde luego, en la gestión del actual presidente. Desde Futuro 21 exigimos acciones eficaces a López Obrador para que desde la administración pública se combatan enérgicamente las diferentes expresiones de racismo en México, además le demandamos que promueva acciones diplomáticas para defender a la numerosa comunidad de mexicanos que viven en Estados Unidos y que cancele su viaje a ese país previsto para el próximo mes de julio, a escasos cuatro meses de las elecciones en esa nación, porque México no se debe someter, ni puede apoyar de ninguna forma, al gobierno racista, excluyente, autoritario y militarista de Donal Trump.
FUTURO 21
Ciudad de México a 3 de junio de 2020.